Historia de la Compañía Expedicionaria de Transmisiones 4

La Asociación Compañía Expedicionaria Transmisiones 4 (1958-1959) se formó con elementos de la Agrupación de Transmisiones 4, pertenecientes tanto a la 41 y 42 División como del Cuerpo del Ejército, determinados mediante un sorteo. Inicialmente el mando lo ostentaba el Capitán D. Carlos Fabiani de Robles y entre los tenientes que formaron parte de ella se encontraba D. Francisco López de Sepúlveda, hoy en día General en la Reserva.

 

Después del período de instrucción y formación en el campamento de Gavá (Barcelona) y del cursillo de conductores en el cuartel del Bruch de Barcelona, se embarcó el día 20 de Junio de 1958 en el buque "Monte de la Esperanza" de la desaparecida naviera Aznar, y después de un periplo recogiendo más componentes de la expedición, pertenecientes a otros servicios, arribamos al anochecer del día 24 de Junio a la llamada Playa del Aaiún.

 

La misión de dicha compañía era dar soporte a la Red Permanente de Transmisiones del Ejército, que a su vez daba servicio a la poca población civil que existía; proporcionar comunicaciones a los diversos destacamentos de la Legión y a los numerosos convoyes de patrulla y avituallamiento, además de suministrar comunicaciones a las primeras expediciones de prospección civil tanto de fosfatos como de petróleo.

 

La sección de telefonía se ocupaba principalmente de mantener en servicio la línea telefónica entre el Aaiún y La Playa, además de las escasas líneas interiores del Aaiún. Por estos motivos, diversos componentes de esta Compañía con base en el Aaiún, estuvieron constantemente destacados en Daora, Smara, Hausa, Hagunía, etc., y llegando en diversos convoyes a Bu-Craa, Cabo Bojador, (poco tiempo después que el farero y su familia fueran masacrados por una banda de incontrolados), Villa Cisneros, Tifariti, Tindouf, Fort-Trinquet, etc. En resumen hemos recorrido toda la zona de Saguia el Hamrra y parte de Río de Oro, bien por desplazamientos habituales o bien acompañando a alguna de las pocas expediciones civiles de prospección, que en nuestro argot llamábamos "petrolitos"; coincidiendo y colaborando frecuentemente con expediciones del Ejército Francés, en aquel tiempo ocupado en la llamada Guerra de Argelia.

 

En una de estas expediciones de acompañamiento de prospección, la explosión de una mina antitanque segó la vida de nuestro compañero Carlos Godó Martí, el día 2 de Septiembre de 1958. El jeep que éste conducía estaba ocupado, además, por unos ingenieros civiles de una de las empresas que buscaba indicios petrolíferos.

Vivimos además varias explosiones de diversas minas, que además de causar pérdidas de material, ocasionaron bajas entre legionarios y algunos soldados de reemplazo; así como el accidente de un T-6.

 

La tropa de esta Compañía Expedicionaria estaba constituida principalmente por soldados del reemplazo de 1957 y varios de los llamados voluntarios, que tenían la facultad de escoger Cuerpo y Destino. Por esta razón fueron repatriados a la Península antes de la Navidad de 1958. El resto fue licenciado en Junio de 1959 y repatriados en aquel momento, a excepción de un corto número de ellos, que por hallarse de convoy en Tindouf y por la falta de transporte militar, se repatriaron un mes después.

 

En el momento de nuestra llegada al Aaiún la uniformidad era la reglamentaria del Ejército peninsular, pero el uso constante y la dureza del entorno, unida a la falta de repuesto, hizo que se buscaran reposiciones en los almacenes de la Legión o en los pocos comercios civiles, regentado principalmente por canarios. Evidentemente los mandos lo consentían, puesto que no existía alternativa, ya que lo único que se buscaba era la eficiencia en las tareas encomendadas, objetivo que se logró completamente.

 

El armamento de que disponíamos consistía en el mosquetón Mauser (cal. 7'92), algunos de ellos fabricados en los años 90 en La Coruña. Los conductores de vehículos disponían, además, de una pistola Astra. A principio de 1959 la Legión fue dotada con los, en aquel entonces, modernos CETME.

 

El material de la Compañía, propio de transmisiones, eran, en cuanto a telefonía, los clásicos teléfonos de campaña de la época. Por lo que respecta a las transmisiones vía radio, las emisoras/receptoras eran de la marca RCA (Radio Corporation of América) y habían tres modelos: emisora de 15 w. (MK-2) destinadas a carros de combate, procedentes de la ayuda americana a Rusia en la II Guerra Mundial; emisoras de 50 w. (excedentes de la Guerra de Corea), todas ellas montadas en vehículos ligeros (3/4 de tonelada); y algunas emisoras de 150 w., instaladas en contenedores montados sobre camiones GMC (General Motors Company), de 1'5 toneladas.

 

El parque móvil de la Compañía estaba formado principalmente por jeeps (varios de ellos ´anfibio´) sin emisora, y con emisora los llamados ¾ de tonelada, tanto del tipo "Comando" como del "Anfibio", y algunos camiones de 1'5 toneladas tipo GMC. Existían además un par de camiones Ford Canadá. Queremos señalar que cuando la Compañía se hizo cargo de este material, casi ninguno funcionaba correctamente y fue mérito de nuestros mecánicos el poner en marcha la casi totalidad de los mismos.

 

En aquella época los aviones que operaban en la zona eran los Heinkel 111 (llamados Pedro), los Junkers JU-52 (llamados Pava), y esporádicamente algún Nord American Texan T-6.

 

Nuestra compañía fue expresamente felicitada por el entonces Comandante D. Luís Rodríguez de Viguri, (reconocido experto en temas saharianos), por su gran efectividad, tanto en su misión de mantener los enlaces con los destacamentos, como su comportamiento en los convoyes y misiones móviles de patrulla que le fueron encomendadas.

 

Las emisoras móviles eran las clásicas de la época, basadas en la modulación en amplitud (AM) de la frecuencia portadora, y no permitían la superposición de la emisión con la escucha de forma que era necesario pasar de emitir a la escucha mediante un conmutador.

 

Tanto el emisor como el receptor eran a base de válvulas de vacío, alimentadas en baja tensión en su parte de caldeo de las mismas, y en alta tensión la parte de placas y rejillas de control de las mismas. Por ello la alta tensión necesaria era obtenida por los clásicos Dinamotores, (conjunto de motor de 12 v y dínamo de AT), a partir de la baja tensión de los vehículos.

 

Las antenas eran telescópicas de varios elementos que era necesario montar antes de cada enlace y desmontar una vez finalizado el mismo. Los enlaces siempre eran en "grafía"(CW), o sea, en Morse, y el código empleado era el llamado "Código Q".

 

Los equipos móviles y destacados enlazaban a horas preestablecidas con el equipo central del Aaiún (indicativo C2S) situado en un contenedor sobre camión GMC, el cual a su vez, y en horas nocturnas, enlazaba con la Central de Transmisiones de Madrid, pasando las novedades e incidencias del día.

 

En la hora establecida se permanecía a la escucha de la llamada de la C2S y una vez sintonizada se procedía a ajustar la frecuencia del emisor, mediante un "batido a cero"(superponer la FI del emisor con la FI del receptor) y una vez conseguido se estaba en condiciones de establecer la conexión.

 

En nuestra Compañía había operadores de radio que eran auténticos expertos que lograban transmitir más de 100 caracteres por minuto, y para ellos existían, en vez del clásico manipulador telegráfico, el llamado "maniplex", que permitía alcanzar grandes velocidades de transmisión.

 

Las conexiones con los aviones en VHF, se realizaban en "fonía" y siempre eran mensajes cortos y precisos.

La emisora C2S de 150 w disponía de su propio generador, que estaba situado en un remolque capaz de suministrar varios Kw. A pesar de que era móvil, su posición era estática y disponía de una antena fija horizontal y paralela al plano de tierra.

 

Las instalaciones de la Red Permanente estaban situadas en el Aaiún y alojadas en un edificio, desde donde se daba servicio a la población civil y eran el equivalente al Servicio Telegráfico de Correos.

Nuestra Compañía disponía además, de personal técnico capaz de reparar el material de radio. Asimismo tenía los mecánicos capaces de hacer el mantenimiento de los vehículos propios.

 

Todo el material tanto de radio como de vehículos fue entregado, después de haber realizado un servicio que mereció la felicitación de nuestros mandos, a nuestro relevo en perfectas condiciones de uso.

 

Para los componentes de la Compañía Expedicionaria de Transmisiones 4, el tiempo pasado en esta convivencia, fue el germen de una amistad y camaradería que se ha mantenido hasta nuestros días.

ACET 4

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